

Voyeurismo
Son LOS QUE MIRAN quienes hacen los cuadros[1]
Marcel Duchamp, 1957.
La primera instalación de arte en el siglo XX se compone de un muro, un arco y una puerta de madera, se titula Dándose: 1º el salto de agua, 2º el gas de alumbrado (1946-1966)[2] y es la obra póstuma de Marcel Duchamp. El título enuncia las condiciones, y el manual de montaje tan sólo el funcionamiento, la información es enteramente visual, no hay más ayuda que el “testimonio ocular” para una obra que es estrictamente irreproducible.
Lo primero que vemos es una puerta real de madera, que fue llevada desde Cadaqués a New York, con dos pequeños orificios a la altura de los ojos que se hallan encuadrados por una pared de ladrillo con un boquete por el que penetra la mirada, la mente del voyeur. La visión fija del testigo se halla inmovilizada en el horizonte y establece un diálogo con la escena que contempla: un cuerpo femenino desnudo[3] y fragmentado con los genitales afeitados, descansando sobre un lecho de ramas con las piernas abiertas hacia el espectador y sujetando una pequeña lámpara de gas. Al fondo, un paisaje rupestre en el que se percibe y se escucha el ruido sutil de la luz y el efecto de la cascada de agua. En un clima de alarma y desasosiego, la escena transmite la sensación de que recientemente ha sucedido algo, pero no se sabe qué.
Étant donnés tan sólo puede ser vista individualmente[4] mediante los orificios creados por Duchamp, planteando así la idea de la dilatación de la mirada, de retraso, buscando ir más allá de la pintura retiniana, huyendo de la captación inmediata. El artista es quien dirige la mirada del espectador, indicándole desde dónde se tiene que mirar al arte, imponiéndole una visión, obligándole a espiar y descubrir el objeto.
Señala Octavio Paz que “la videncia es voyeurisme transformado por la imaginación, deseo vuelto conocimiento. El erotismo es la condición de la videncia. Además de ser conocimiento, la visión erótica es creación. Nuestra mirada cambia al objeto erótico: lo que vemos es la imagen de nuestro deseo. 'C’est sont LES REGARDEURS qui font les tableaux'. Pero el objeto también nos ve; más exactamente: nuestra mirada está incluida en el objeto. Mi mirada hace el cuadro sólo a condición de que yo acceda a ser parte del cuadro”[5]. El visitante que curiosea por los orificios de la puerta ve una escena que incluye su visión: la propia proyección de la mente del testigo-espectador, que ahora es también parte del espectáculo. Étant donnés es una síntesis poética de visualización y reflexión a través de un muro.
Bibliografía
Duchamp, M., Escritos, Edición en español dirigida por José Jiménez, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2012.
Mink, J., Duchamp, Köln, Taschen, 2013.
Moure G., Marcel Duchamp. Obras , Escritos, Entrevistas, Barcelona, Polígrafa, 2009.
Moure G., Duchamp, en Catálogo Sala de Exposiciones de la Caja de Pensiones y la Fundació Joan Miró, Barcelona, 1984.
Paz, Octavio, Apariencia desnuda. La obra de Marcel Duchamp, Madrid, Alianza, 2003.
Ramírez J., Duchamp. El amor y la muerte, incluso, Madrid, Siruela, 1993.
VVAA, Arte desde 1900. Modernidad, antimodernidad y posmodernidad, Madrid, Akal, 2006
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[1] Cit. en Duchamp, M., Escritos, Edición en español dirigida por José Jiménez, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2012, pp. 284-285.
[2] Étant donnés: 1º la chute d’eau, 2º le gaz d’éclairage. Composición de diversos materiales: vieja puerta de madera, ladrillos, terciopelo, madera, cuero tensado en un bastidor de metal, ramas, aluminio, hierro, cristal, plexiglás, linóleo, algodón, bombillas eléctricas, lámpara de gas, motor, etc. Dimensiones 242,5 x 177,8 x 124,5 cm. Philadelphia (PA), Philadelphia Museum of Art, Regalo de la Fundación Cassandra.
[3] Con referentes claros en la historia del arte como el Origen del mundo de Courbet, una obra que compró J. Lacan, quien la mantenía siempre tapada con un paisaje, es decir, un desnudo medio oculto como Étant donnés.
[4] No puede haber una visión compartida o simultánea.
[5] Paz, Octavio, Apariencia desnuda. La obra de Marcel Duchamp, Madrid, Alianza, 2003, p. 128.