top of page

ES CAPITAL

 

Entrevista a Cristina Lucas

 

"El Capital" de Karl Marx es un fetiche que se ha fagocitado

 

El sábado 8 de marzo 2014, quedamos con Cristina Lucas y con su pareja, también artista, Fernando Sánchez Castillo en Matadero. Ambos querían tomar fotos de la exposición “ES CAPITAL. Cristina Lucas” (1 de febrero 2014 - 11 de mayo 2014). Tras nuestras comunicaciones previas por correo, estábamos convencidas de poder tener un encuentro interesante con la artista andaluza, nacida en Jaén en 1973.

 

Nos sentamos en una cafetería de la plaza de Legazpi y con los primeros rayos de sol y acompañados de un café, empezamos la entrevista. Hubo tantas cosas que surgieron durante la conversación que merecían ser contadas en profundidad, que fue muy difícil pulsar el stop en la grabadora. Especialmente sobre el capitalismo filosófico y las ideas de Lucas sobre el superbien común.

 

A continuación se muestra la información recogida durante la entrevista que sin duda nos ayudó mucho para entender el tejido conceptual existente detrás de la exposición comisariada por Manuela Villa en el espacio Abierto por Obras.

 

 

> ¿Cómo ha sido la realización de este proyecto? ¿Qué idea te impulsó a hacerlo? ¿Es un proyecto que viene de lejos?

 

El artista es una persona que reflexiona estéticamente sobre el tiempo, circunstancias y sociedad que le ha tocado vivir y así ha sido desde los tiempos de las cuevas de Altamira hasta hoy. En este contexto de crisis en el que estamos involucrados y que es tan difícil de investigar, pensé que la exposición no podía tratar de otra cosa que no fuera algo relacionado con el mundo económico. Nuestra sociedad lamentablemente es muy económica -tampoco es una crítica- es así y para mí no tenía sentido investigar sobre otra cosa que no tuviera tanta vigencia, así que me quedaba por hacer una exposición de temática socio-económica.

 

 

> ¿Cómo ha sido la colaboración entre la comisaria, Manuela Villa, y tú?

 

Ha sido muy bonito el trabajo con Manuela porque ha ejercido la labor de amigo-conversador. Yo le planteé una obra y le expliqué los motivos, y desde el principio me apoyó muchísimo y me dio carta blanca. Además, la nave de Abierto por Obras tiene la particularidad de que normalmente se exhibe en ella una sola obra o instalación, es decir, prevalece un único concepto. Yo le propuse que fueran cuatro obras y finalmente han podido mostrarse las cuatro, aunque lo que prevalece de fondo es un único concepto que tiene varias lecturas. Por tanto, me siento muy contenta con su comisariado.

 

 

> De tu exposición, nos ha llamado la atención el tema del capitalismo filosófico y el superbien común. ¿Nos puedes hablar un poco de ambos conceptos?

 

La primera es un contrasentido, porque en realidad el capitalismo de hoy es filosófico y la filosofía hoy es capitalista, pero, para mí, la pregunta que interesa es la siguiente: si nuestra realidad es absolutamente capitalista, -con la revolución industrial como inicio-, una realidad de la que nadie podemos escapar y que nos afecta a todos, ¿qué pasa si las preguntas que por antonomasia siempre se ha hecho la filosofía,-qué es la Belleza, la Justicia, el Dolor o el Miedo-, se las hacemos al capitalismo? Si tomamos el concepto de Miedo, por ejemplo, nos encontramos con que hay muchas empresas que trabajan con ese concepto como base. Tal es el caso de las empresas de seguros o de vigilancia. Esa gente claramente trabaja con la idea del miedo, entonces ¿por qué no preguntarles a ellos por la definición de miedo? De esta manera descubrimos cómo estos conceptos se vinculan directamente con la economía. Por eso le pregunto por la definición de la Belleza a un maquillador o un estilista, pues son ellos los que ahora nos pueden dar los significados más vigentes.

 

 

> ¿Ha sido difícil contactar con esas empresas?

 

Ha sido más fácil encontrar a empresas que de alguna manera estaban vinculadas con el arte, por ejemplo las que trabajaban sobre el concepto de Arte o de Justicia. De hecho, algunos de los abogados entrevistados eran coleccionistas de arte o estaban familiarizados con cuestiones de derechos de autor. En cuanto a las aseguradoras, DKV ha participado –es también sponsor de la muestra- pero hay muchas otras que no; también ha habido algunas farmacéuticas que han sido reticentes. Creo que hay gente que le tiene miedo a la cultura, y que por eso no ha participado en el proyecto. Los que más han participado son gente filántropa, muy vinculada a este mundo de la cultura y el arte y la verdad es que les estoy muy agradecida a todos.

 

 

> En cuanto al documental del Manifiesto de Marx, ¿Has tenido muchos problemas para realizar esa investigación?

 

Esta pieza ha sido complicada, sí, sobre todo porque no sabíamos dónde estaban los archivos de Marx, y hasta que dimos con el archivo que se encontraba en Ámsterdam, en el International Institute of Social History, tuvimos que dar muchas vueltas y preguntar a mucha gente. Hasta conseguir la entrevista con el señor que aparece en el vídeo hubo todo un proceso de investigación, pero una vez que lo tuvimos localizado, todo fue más sencillo. Este archivo es un lugar lleno de tesoros increíbles, están los manuscritos originales de Marx y Engels, y una vez que accedes a ellos, nadie te pone ninguna traba ni te obstaculiza buscar la información que necesitas. De todas formas esta obra está sin terminar a la espera de dar con un experto tasador que me pueda dar una actualización del valor de esos manuscritos sobre el capital, y esto aún no lo he conseguido pues supone el desplazarse hasta Ámsterdam y hacer la valoración con los manuscritos in situ.

 

 

> ¿Crees que el arte ha de ser un bien accesible para todo el público?

 

El arte es arte porque es apto para todo el mundo, si no, no es arte y estaríamos hablando de otra cosa. Ante la pregunta de si la alta cocina es arte, yo digo que no, en el momento en que esa cocina no es apta para todos, pues no todo el mundo puede acceder a probar esos deliciosos platos. Lo mismo opino sobre la moda o el vino; esto no es arte. El arte parte de dos premisas: por un lado, es un proceso reflexivo, y por otro es algo accesible a todos. El arte es en realidad un ejercicio para el público, algo que se hace para ser expuesto y cuando digo expuesto también me refiero a la crítica o a las preguntas que pueda suscitar. El arte, a su vez, hace su aportación ofreciéndote esa capacidad de disfrutar. Si puedes emocionarte con el arte, ¡bravo!, pero tampoco creo que tenga más.

 

 

> ¿Cuál ha sido la idea que prevalece en la obra de El superbien común? ¿Por qué optas por presentarlas en cajas de luces? 

 

El lenguaje de esas fotos es el lenguaje de la publicidad, por eso tienen esa construcción y están en las cajas de luces simulando la estética de las marquesinas de las paradas del autobús. Todo el mundo está contento, todos están felices, es una imagen típica de la publicidad capitalista. La historia ha intentado llegar a eso que llamamos el bien común a través del capitalismo, del socialismo, del marxismo…también desde diferentes formas políticas como la autarquía, la oligarquía o la democracia, pero siempre se ha intentado conseguir –aparentemente- ese bien común para la sociedad. El superbién común, por el contrario, tiene esa estética barroca, de lujo y de consumo masivo. De esta línea de pensamiento se deja entrever que en este capitalismo de lujo, siempre deseas algo más, y ese querer más es lo que hace que el sistema siga funcionando. Pero la exclusividad es muy difícil de distribuir, el lujo no llega a todos. Por eso vemos en las fotos cómo los retratados tienen que compartirlo. 

 

 

> ¿Cómo de relacionados están para ti el arte y la política?

 

En mi definición de arte hay una vinculación muy fuerte con el entorno, y el entorno es siempre político, porque el hombre es un animal político. De hecho creo que no hay un arte no político, aunque decidas hacer un arte no político, esta opción lleva ya implícito el aislamiento, y creo que esto también es una decisión política. Velázquez y Murillo también fueron políticos porque la manera que tenían de relacionarse con los demás o con la Corona a través de  la religión, suponía ya una opción política.  Quizá la época menos política fue la de principios del siglo XX cuando el arte fue más formalista, más ensimismado tal vez, pero las producciones en serie de los ready-made de Duchamp también fueron acciones políticas, fundamentalmente político y nada religioso además. En mi opinión, la relación arte-política es innegable, pero ésta nunca debe ser panfletaria ni publicitar uno u otro orden político. En mi opinión, un intelectual no debe de ser partidista porque con esto, no tienes la capacidad de distancia que creo que es fundamental. El Capital de Karl Marx es un fetiche que se ha fagocitado.

 

 

> ¿Y crees que cuando una institución entra en acción, se neutraliza el mensaje de una obra subversiva, por ejemplo?

 

Yo creo que no. Por ejemplo, con el caso del 15M pese a que fue un movimiento que se creó en la calle, creo que para ciertas lecturas que se quieran hacer al respecto, es importante hacerlo desde el Museo, ya que este lugar le da unas opciones de lectura y de interpretación que no ofrece la calle. Que el Guernica esté en el Museo Reina Sofía no significa que esté institucionalizado, no pierde su mensaje de denuncia de la Guerra Civil española; mantiene su mensaje que aún hoy se entiende perfectamente y el discurso prevalece por encima del lugar donde se esté exhibiendo.

 

 

> ¿Cómo mujer artista qué deseos tienes para un día como hoy? (8 de marzo)

 

Claro que tengo deseos, que seamos todos feministas, que por fin la sociedad sea realmente democrática y esto significa que todos seamos iguales con los mismos derechos y los mismos deberes. Esto lleva ya 300 años en marcha y aún no lo hemos conseguido, el sistema patriarcal sigue vigente, un sistema medieval. Cuando hablo de ser feminista, hablo de una actitud que incumbe tanto a mujeres como a hombres, por ejemplo en temas como  la crianza de los hijos, que es cosa del Estado, que incumbe a partes iguales a madres y padres. Hay una violencia muy fuerte cuando el Estado te obliga a decidir si quieres ser madre o ser profesional, eso es tremendo, o lo mismo cuando desde el Estado se decide que los menores no son capaces de criar a sus hijos. Hay que acabar con este paternalismo patriarcal.

 

 

Por último, debemos decir que Lucas nos recomendó viajar y vivir en el extranjero para mantener los ojos abiertos. Algo que buscamos todas a través de cada investigación que realizamos desde nuestra pequeña y humilde editorial.

 

 

Muchas gracias Cristina y Fernando por endulzar el primer café de la mañana con vuestra presencia y conocimiento.

bottom of page