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Ruina

Lo antiguo, lo roto por el tiempo, los restos monumentales, una naturaleza decadente pero triunfante sobre el poder civilizador. La ruina es el derrumbe del orden metafísico del mundo. De ella emana la nostalgia de las grandes construcciones pero también la destrucción del Tiempo. Para Andreas Huyssen, la nostalgia puede ser una especie de utopía invertida. La ruina arquitectónica despierta la nostalgia porque combina de modo indisoluble los deseos temporales y espaciales por el pasado.[1] ¿Cómo miramos la ruina? Su contemplación estética genera una actitud de admiración y religiosidad, porque las ruinas también son símbolo de fugacidad, son testigos de otras épocas: lo que fue pero ya no puede alcanzarse.

 

Es el romántico, si es que alguna vez hemos dejado de serlo, el que representa un pensamiento en ruinas. Entendido éste como un deseo de vuelta a la Antigüedad. Pienso en La abadía en el robledal de Friedrich (1809-1810) y en ese intento de recuperar el gusto por el espíritu griego a la vez que una espiritualidad cristiana medieval. El romántico encuentra en los restos, en las viejas piedras, el origen de la Belleza ideal. Es lo que Piranesi califica como arqueología trágica[2]. Es un mundo que había alcanzado la cima de la creación y que ahora sólo conoce la destrucción. Está presente el Sehnsucht infinito de los románticos, la búsqueda de la flor azul, como la denominaba Novalis.

 

El culto a las ruinas ha generado un nuevo interés desde la contemporaneidad, como parte de un discurso relacionado con la memoria histórica, el trauma, la guerra y el genocidio a partir de los horrores del siglo XX. Aquí la ruina se convierte en escombro, ahora de la ruina sólo se puede reconstruir su genealogía pero no resucitarla. El pensamiento de Walter Benjamin resulta central en este territorio, el pasado para él no es algo irreparable, sino que su montaña de escombros tiene que recibir un sentido desde nuestra conciencia actual. Es el ángel de Paul Klee el que mira desde ese montón de ruinas hacia ambos lados, un presente que ha silenciado al pasado y busca ser redimido. Si el romántico añoraba la antigüedad clásica, hoy se extraña la dialéctica ilustrada como un proceso que va más allá del triunfo del neoliberalismo. La utopía de un fracaso que hoy observamos desde la montaña de Lara Almarcegui[3].

 

 

Bibliografía

 

Huyssen, A., “La nostalgia por las ruinas” en Heterocronías. Tiempo, arte y arqueologías del presente, Murcia, CENDEAC, 2008, p. 35-36.

 

Argullol, R., La atracción del abismo, Barcelona, Ed. Acantilado, 2006 p.27

 

Scherumann, I. y K., Para Walter Benjamin, Bonn, Inter Nationes. 1992. P.33.

 

 

[1] Huyssen, A., “La nostalgia por las ruinas” en Heterocronías. Tiempo, arte y arqueologías del presente, Murcia, CENDEAC, 2008, p. 35-36.

[2] Argullol, R., La atracción del abismo, Barcelona, Ed. Acantilado, 2006 p.27

[3] Artista española (Zaragoza, 1972) conocida por sus intervenciones e instalaciones de demoliciones, autoconstrucciones y descampados. Representante del pabellón España en la 55º Bienal de Venecia.

 

 

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