

Impre(ci)siones
Entro a la sala y una guía me informa de que puedo tomar una de las tantas sillas[1] que hay esparcidas y sentarme con ella donde quiera para abandonarla después donde me plazca. Sigo caminando y en otra estancia me encuentro unos bastones[2] de caminar que según me dicen también puedo utilizar a mi antojo y fotografiarme junto con ellos si lo veo oportuno. Continúo mi itinerario y tomo entre mis manos un libro[3] que descansa sobre una balda “¡Eso no se puede tocar!” me grita la guía. Me quedo un poco confundida. Paso a otra sala y una pasarela[4] con grandes letras negras me corta el paso. En cuanto levanto la pierna para atravesarla, la voz (ya) familiar de la guía me grita desde el otro lado del pasillo “¡No se puede pisar!”.
¿Dónde está el límite entre lo que puedo tocar o no? ¿Cómo puedo diferenciar lo que es arte de lo que no? ¿Cuál es la diferencia que convierte las sillas de La Ribot en arte frente a las sillas que pueda tener yo en casa? En definitiva, ¿qué hace que un acto cotidiano pueda convertirse en performance?
Según Danto, una performance se diferencia de una acción cotidiana cuando, a pesar de tener las mismas cualidades de acción, resulta transfigurada; esto supone que trae consigo una actualización semántica, de pensamiento e interpretación. Es decir, no importa tanto la forma que tenga esa acción (form) como el pensamiento, la idea y el significado por el que surge (per). Tal y como afirma Chantal Pontbriand, "se trata de ver, experimentar y comprender lo que subyace detrás de las formas, y también detrás de lo que vemos y oímos" [5]. Para Danto, el espectador se tiene que convertir en lector y hacer una transfiguración de los lugares comunes, como por ejemplo, la silla que se ha mencionado más arriba. Para Goodman, una acción performativa se diferenciará de una acción cotidiana cuando exteriorice una forma de ver el mundo, es decir, cuando lleve implícita una nueva tesis, por ello no debemos quedarnos solo con la forma, sino con la huella o impronta que deja esa forma en nosotros.
Partiendo del hecho de que actualmente en el arte ya no se reconocen fronteras y que desde su milenaria historia se han desarrollado una variedad ilimitada de formas, llegamos a pensar que ya no existe nada que no exista y que por tanto, las formas artísticas se entrelazan. Esto pasa con la performance, que toma, aprehende, combina y desborda diferentes lenguajes artísticos jugando siempre en la delgada línea entre lo que podemos denominar arte y lo que no. La performance hace acopio de los diferentes lenguajes que tiene a su alrededor, los moldea y nos los lanza en vivo y en directo, la mayoría de las veces, pero también en forma de vídeo, sonido o fotografía en otras.
Ante todo, lo que busca la performance es provocar una reacción en el espectador, ésta debe existir por naturaleza, y la nueva lectura que haga el espectador será la razón que impulse al artista a acometer dicha acción. La idea barthiana de considerar al espectador/lector un creador de nuevos significados en el contexto actual está más presente que nunca, más aún cuando la performance se ha convertido en una herramienta con la que nos enfrentamos a la complejidad de lo contemporáneo mediante la crítica y la experimentación, asentando nuevas formas de generar ideas y pensamiento sobre formas no convencionales.
Bibliografía
Danto, A., Después del fin del arte, Barcelona, Paidós,1999.
Goodman, N.,"Cuando hay arte”, Maneras de hacer mundos, Madrid, Visor,1990, pp.87-102.
_____________________________________________
[1] Walk the Chair, de La Ribot.
[2] Waterfall (on The Economy of action) de Adrian Dan.
[3] Pilha Dicho de Angela Detanico y Rafael Lain
[4] El artista sin obras: una visita guiada en torno a la nada de Dora García.
[5] Es la comisaria de la exposición PER/FORM.Cómo hacer cosas con [sin] palabras.