

Gestualidad
Lo performativo se asocia en unos casos a la implicación física del escritor, a su voluntad de ponerse corporalmente en juego mediante palabras. En otros casos, se asocia a la potencia de estas palabras de hacer algo con su materialidad, más allá de su significado semántico y el de las frases o textos que componen [1].
¿Qué se entiende por lenguaje gestual? ¿Existe un lenguaje universal de los gestos? La palabra “gesto” deriva del verbo latino gerere cuyo significado es comportarse o mostrarse. Dentro de la comunicación humana se distingue una estructura triple básica:
-El lenguaje: lo que decimos (palabras).
-El paralenguaje: cómo lo decimos (modificaciones de la voz).
-La cinésica: cómo nos movemos (gestos, maneras y posturas).
El gesto es una forma primaria intensamente instintiva y emocional, que empieza en el nacimiento y sólo pierde importancia a medida que se desarrolla el lenguaje hablado. Entre las funciones vitales del cuerpo, el crecimiento ocupa el lugar más importante en el desarrollo del gesto. Dado que por distintas razones nunca podemos eliminar del todo nuestra infancia, es evidente que el alfabeto de signos que el niño adquiere, permanece como una base para todos los movimientos más útiles y complejos del resto de la vida. En las primeras edades del ser humano hay tres tipos de gestos: automáticos o reflejos, emocionales y proyectivos. Si nos situamos en el plano adulto, los gestos son movimientos conscientes o inconscientes realizados sobre todo con la cabeza, manos o pies, que pueden depender o no del lenguaje verbal-paralingüístico, y que constituyen una forma principal de comunicación[2]. Siguiendo el modelo de la relación de la actividad verbal hablante-oyente, se establece un vínculo emisor-receptor que implica la existencia de un código por el cual toma sentido la experiencia del mensaje.
De lo anterior se deriva que existe un lenguaje universal de los gestos que corresponde al nivel primario de la existencia y comprende los instintos y emociones por una parte, y al conocimiento elemental de los objetos por otra. El hombre, como ser emocional, es en todas las edades una víctima a la vez de sus reacciones físicas y de su imaginación. La imaginación y el subconsciente son evocados siempre en el pensamiento espontáneo y los gestos descriptivos que lo acompañan son involuntarios.
Por último, cabe destacar un condicionante propio de cada contexto: hay pueblos que gesticulan con libertad, mientras que otros están reprimidos por el temperamento o la educación.[3]
Llegados a este punto, cabría plantearse entonces: ¿Es el gesto un comportamiento humano innato o adquirido?
Mientras los psicólogos parecen no ponerse de acuerdo, sociólogos y lingüistas confirman a través de muchas observaciones clínicas que la práctica del habla parece indisociable de determinados gestos, sentimientos y conductas. Los rituales de la conversación -mirada, cabeceos, silencios, interrupciones, sincronización, posición y movimiento de las manos- socialmente codificados, podrían servir para establecer “perfiles de interlocutores”. Algunos gestos tienen un valor de signo casi universal (tómese como ejemplo los gestos obscenos), pero existen también multitud de disposiciones culturales.
Los actos no verbales constituyen una parte fundamental y característica de cada cultura en un mismo nivel comunicativo que los actos verbales. No hay que olvidar que la gestualidad occidental es heredera del mundo grecorromano. Los actos no verbales forman parte de nuestro haber cultural, transmitido de generación en generación desde la Antigüedad y remiten (al igual que nuestras lenguas) a la Roma antigua, aunque algunos gestos hayan restringido o modificado su significado.
Bibliografía
Fornés Pallicer M.A. y Puig Rodríguez-Escalona M., El porqué de nuestros gestos: la Roma de ayer en la gestualidad de hoy, Barcelona, Octaedro – Palma, UIB, 2008.
Chastel A., El gesto en el arte, Madrid, Siruela, 2004.
Chomsky N., El lenguaje y los problemas del conocimiento. Vol. 1, Conferencias de Managua, Madrid, Visor, 2002.
Cyrulnik B., Del gesto a la palabra: etología de la comunicación en los seres vivos, Barcelona, Gedisa, 2004.
Wolff C., Psicología del gesto, Barcelona, Luis Miracle, 1976.
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[1] Sánchez J.A., "Actuar, realizar, manifestar", en Per/Form. How to Do Things with[out] Words, Madrid-Berlín, CA2M-Sternberg Press, 2014
[2] No hay que desdeñar la fuerza sugestiva de los gestos que se transmiten a todo el grupo por imitación.
[3] Por ejemplo en Reino Unido los movimientos de la mano están reprimidos por considerarse vulgares.