

Fragmento
El fragmento se refiere tanto a la vanidad (vanitas) como a la eternidad. La paradoja es que el fragmento es un trozo de algo que puede estar ya o todavía no completo pero que se puede integrar en una nueva eternidad a través de un acto creativo. Esta integración puede ser un asunto científico, p. ej. el trabajo de un conservador de monumentos o de un arqueólogo que contextualiza un objeto-fragmento y (re)construye de esta manera un canon histórico, o formar parte de un acto artístico. Trabajar con el fragmento de manera artística podría o no ser intencional, como parte o resultado de una estrategia artística (collage, montaje, assemblage, objet trouvé, pasticcio, capriccio etc.). En los dos casos el ser humano se hace co-creador e integra el fragmento en un sistema temporal y espacial limitado.
Las posibilidades intelectuales de nuevas constelaciones son infinitas. Se puede agrupar y montar el fragmento, generando conocimiento estético y científico. Constatamos que el fragmento es algo incompleto, lo no finito. A veces es incompleto desde su origen y otras veces por las circunstancias, como son las influencias interiores o exteriores durante su génesis (tiempo, edad, destrucción, guerra, etc.). Sin embargo, también puede ser algo completo. Con esta idea entramos en el terreno de la relatividad del total versus la totalidad del fragmento. Aunque el fragmento está siempre fuera de su contexto original, es completo en sí mismo, como cada entidad en el universo. Estas dos ideas son contrapuestas pero no contradictorias, se condicionan mutuamente.
En las Humanidades, especialmente desde el siglo XVIII, el fragmento proviene de estos dos extremos. Por un lado tenemos entonces el Gesamtkunstwerk como concepto universal y total de la obra del arte del Romanticismo, y por otro lado la idea del fragmento como propio género literario que proviene del filósofo Friedrich Schlegel (1772-1829) y sus contemporáneos. En las artes visuales se reconoce más el fragmento en las tendencias del arte del siglo XX como contra concepto universal causado por las vanguardias (surrealismo, futurismo, etc.). El dúo de música electrónica Daft Punk se refiere en su canción Fragments of Time de 2013 también a esta relatividad del tiempo y de la memoria.
El fragmento puede ser tanto real como metafórico, p. ej. el fragmento como “la ruina” o “el torso”. Dentro de un cuadro podría aparecer la ruina como referencia al pasado, como recurso estilístico de una vida imposible, que ya ha pasado y nunca va a ser de nuevo. Las ruinas de nuestra época están todavía presentes y forman parte de nuestra vida urbana y nuestra memoria. Las imágenes como fragmentos de nuestra memoria provienen de distintos orígenes. La pregunta es: ¿nos acordamos de las ruinas reales o nos acordamos a través de sus imágenes? Tanto los artistas como las instituciones culturales contemporáneas se dedican en exposiciones y proyectos a las ruinas urbanas. Con el fin del canon histórico el fragmento ha perdido su potencial provocador y su idea utópica como referencia a algo total, completo, absoluto. Los sistemas totalitarios como contra-proyectos del fragmento han llevado a la ruina a muchas utopías y esperanzas. Y aunque la ruina sigue teniendo su estética en el arte, no trata del actual. Cualquier repetición de esta idea de la totalidad como asunto político sería fatal.
La pregunta entonces es, ¿en qué sentido podemos preguntarnos por el fragmento sin verlo siempre como contra-proyecto de la totalidad, de lo completo? ¿De qué podría ser el fragmento sino de algo entero? El Deconstructivismo diría que el fragmento es fragmento de otro fragmento pero nunca de algo entero. Como consecuencia, el contra-proyecto del fragmento es la nada en lugar del total. ¿Y qué más propuestas existen en nuestro presente? P. ej. se puede entender el fragmento como factor perturbador, algo que no es querido pero que cambia una materialización o un proceso de manera inspiradora y elemental; característico para cualquier trabajo creativo independientemente de un canon histórico.
Otra dirección es la creación de imágenes digitales como una simulación fractal de ecuaciones no lineales en el campo matemático-informático. Se llama “fractal” y es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. La idea del “fractal”, que proviene del matemático Benoît Mandelbrot, obviamente y en primer lugar, parte de la tradición matemática y no artística, presentando el “zoom” como un proceso sin fin. Esta teoría con resultados tan estético-visuales, confirma que la observación de un objeto (un fragmento o un “fractal”) no tiene inicio ni fin. Dependiendo del punto de vista, el objeto-fragmento es el centro de la observación subjetiva, rodeado de otros fragmentos. El fragmento, por lo tanto, no puede formar parte de un centro objetivo, sino imaginativo.
Bibliografía
Heiser, S., Das Fragment als Gedächnismedium, (s.f.) disponible aquí.
Mandelbrot, B., The Fractal Geometry of Nature, San Francisco, W. H. Freeman and Company, 1982.
Sorg, R., Totalität und Zerfall im Kunstwerk der Moderne, München, Wilhelm Fink Verlag, 2006.